Al parecer no ha sido apasionado, quedándose en las mansas aguas de lo que un profesor ha venido a considerar una afable conversación tomando el té. Y es que el tema pactado era elevado, los dos protagonistas relevantes y el foro notable. También pudiera antojarse anacrónico que un biólogo evolucionista y el mismísimo Arzobispo de Canterbury hayan mantenido un debate sobre la naturaleza de los seres humanos y la cuestión acerca de su verdadero origen en la facultad de teología de la Universidad de Oxford.
La discusión sobre la teoría darwiniana de la evolución en la Universidad de Oxford resulta tener sus orígenes en 1860 y sin embargo el debate al que me refiero ha tenido lugar muy recientemente y ha sido televisado. El biólogo en cuestión es Richard Dawkins, conocido militante del ateísmo y del escepticismo. Algo que me resulta curioso por cierto, acaso peligroso, es la etiqueta de biólogo evolucionista, porque puede dar pie a pensar que la evolución es tan sólo una corriente de pensamiento o una escuela dentro de la biología, entendiendo que puedan existir biólogos no evolucionistas. Pero no seamos tan puntillosos y quedémonos sencillamente con el hecho de que el profesor Dawkins se ha centrado, dentro de la biología, en los procesos evolutivos de la vida.
Sinceramente, siendo un chavalín ya me era familiar la Teoría de la Evolución de Darwin, como para cualquier chaval que fuera al colegio, supongo, y si me hubieran preguntado hace unos años, hubiera dicho que probablemente el no reconocimiento de dicha teoría era muy residual, propio de minoritarias sectas. Sin embargo la discusión ha cobrado vigor en los últimos años, especialmente en EEUU. Pero Oxford no es EEUU, aunque existe una ciudad homónima en Mississippi, con excelente nivel educativo por cierto. De modo que los que esperaban leña se han quedado con un palito entre los dientes y cara de haba. En realidad la postura del Arzobispo no ha sido tan apasionada como algunos desearían, llegando a elogiar los escritos del autor de El Gen Egoista, mientras que Dawkins, por poner un ejemplo, ha admitido ser un “anglicano cultural”, que no es poco para alguien que da conferencias por el mundo sobre la inutilidad, a la luz de la ciencia, de considerar la existencia de lo divino.
Uno agradece que la sangre no llegue al río, especialmente por parte de alguien que porta un crucifijo y tiene una posición influyente dentro de la religión. Ciertamente el Arzobispo, Rowan Williams, al que el moderador se dirigía como Dr. Williams, con su voz grave y cejas diablescas impone lo suyo.
El moderador, Anthony Kenny, un filósofo agnóstico comenzó, tras las presentaciones, sentando tres sencillos puntos sobre los que los tres habían de estar de acuerdo. A saber, que creen en la “verdad objetiva”, la lógica y la ciencia. A lo primero apostilló, jocosamente, que esa verdad objetiva no sería simplemente un constructo ideológico que tiene como finalidad mantener abajo a las clases bajas.
De momento dejo estos apuntes sobre un debate que, por supuesto, dio para muchísimo más.