Ha sido una larga inactividad de varios años por la que ha pasado este blog. Razones he tenido muchas y ninguna. Muchas en tanto que ha sido una época de no pocas atribulaciones e importantes cambios vitales. Posiblemente me encuentre bastante oxidado en la tarea de escribir, aunque la lectura sí ha estado más o menos presente. Sin embargo, siento una gran alegría, ya que ese posible óxido acaso provenga de la desoxidación que a lo largo de los últimos tres años y medio he llevado a cabo con otra actividad que anteriormente había dejado apartada, no sin pesar, durante algunos años. Me refiero a la música, en particular tocar el bajo eléctrico.
Inactividad pasajera, lo mismo que pasajera es, espero que por un periodo mucho menor, la inactividad física por la que paso actualmente debido a una fractura de tibia y peroné, y es que mucho han cambiado los monopatines, (perdón, skateboards) desde que yo era niño, o mucho me temo que más he cambiado yo, porque los dígitos de mi edad ya no dicen que esté en esa época de la vida denominada "juventud". Y esto pese a que la idea de lo que se considera juventud se ha extendido en el tiempo notablemente. Una alegría. En cuanto a la prognosis, se dice que restitutio ad integrum no ocurre. Para seguir por alegrías.
O bien ninguna (razón), decía, porque bien pudiera haber continuado aunque hubiera sido esporádicamente con algún comentario aquí, alguna crítica allá o simplemente sacando a la luz viejos poemas no publicados. En cualquier caso, las circunstancias posiblemente me hayan hecho barruntar la idea de retomar el blog, y de este modo incorporarlo a la “vida normal” prometida por el traumatólogo para después de la correspondiente rehabilitación.
Había pensado escribir directamente sobre cualquier cosa, la actualidad política y social está bien servidita, pero me ha salido esta suerte de justificación mientras reviso las disparidades semánticas que puedan existir entre restitutio ad integrum y “vida normal.”
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