Me voy a meter en camisa de once varas. Lo digo porque no soy ningún especialista en el tema que voy a tratar. – Pues entonces no hable usted de ello. –Oiga, es que este es mi blog y escribo de lo que me parece.
Resulta que muchos de los que han estado anclados en la defensa del liberalismo económico están poniendo en duda la necesidad de la no injerencia de los estados en los mercados financieros ya que se supone que estos se autorregulan correctamente. La sombra de la duda está cubriendo a expertos y neófitos. Según leo en la prensa, la actuación del gobierno de los EEUU inyectando capital en la banca se parece mucho a una nacionalización del sector, o al menos de algunas entidades. Raro anda el mundo si la nación que lidera todo un constructo de creencias que pivota alrededor de la libertad de las empresas y la banca para hacer y deshacer saca pecho en plan estado protector, y es que en los últimos años, esto de nacionalizar suena a país latinoamericano que saca las uñas a las multinacionales estadounidenses y europeas. Digo yo que en la tierra de la libertad y la justica para todos ya podrían haberlo hecho antes, por ejemplo, para crear una sanidad pública medio digna. Pero es que eso sería poner la salud de los pobres en la misma escala de valores que las cúpulas financieras, y eso debe rozar la inmoralidad en el país de las barras y estrellas. El dinero, como la belleza, tienen su peligro y es potencialmente corruptor. Cuando existe la posibilidad de enriquecerse ilimitadamente se genera automáticamente la posibilidad de que todo se vaya al carajo, y como se ha demostrado, incluso bajo parámetros legales. En principio, la generación de riqueza es uno de los objetivos principales de los gobiernos, pero parece que una cierta planificación no viene mal porque los grandes capitales pueden provocar grandes derrumbes.
Hace ya tiempo que se dice que la aspiración al estado del bienestar ha llegado a su fin, y me pasa por la cabeza la fugaz, acaso peregrina, idea de que en esa negación ha estado de alguna manera la génesis de la crisis actual. Claro que esto no tendría mucho sentido si aceptamos el tema de las hipotecas basura de EEUU como germen de la misma. ¿O sí?
–Pues usted dirá. –Oiga, es que yo soy un neófito en estos asuntos. –Pues ya le dije que no escribiera sobre tales. –Y ya le dije yo que como es mi blog escribo de lo que me parece.
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