Últimamente leo todos los días el ABC (edición de Sevilla) en papel, que cada mañana está bien temprano dentro de una bolsa de El Corte Inglés colgada en la puerta del piso. Cosas de vivir con mi abuela, que me ha acogido en su búnker protector mientras nos sobrevuelan las crisis (que son varias). El domingo pasado se explayó a gusto don Antonio Burgos, gran valedor de los valores sevillanos y faro que nos ilumina para que no tropecemos con mamarrachadas que no vienen a cuento en nuestra mariana y fortissima Híspalis. Incluyo el vínculo:
A mí que el señor Burgos esté muy bien relacionado y que le inviten a bodas y coma caña de lomo y gamba blanca de Huelva (mi abuela diría de Padrón), me parece estupendo. Que lo utilice para machacar a la hostelería moderna, a Arzak y a quien se ponga por delante me parece pelín extemporáneo y bastante reaccionario, pero sobre todo me parece una putada para los hosteleros que en la capital andaluza intentan crear negocio, empleo y turismo sin ajustarse a la más estricta ortodoxia. Y es que al señor Burgos le ha dado últimamente una perrera tremenda contra los restaurantes de “platos cuadrados”, aunque sobre ellos se pongan manitas de cerdo, rabo (“cola” en Sevilla) de toro o langostinos de Sanlúcar. Lo curioso es que según se desprende de sus comentarios cada vez va más a sitios de “platos cuadrados”. ¿La cuadratura del círculo?
Fui propietario de un restaurante de “platos cuadrados”, aunque también los teníamos redondos (por si venía el señor Burgos; no lo hizo que yo sepa). Me consta que existen algunos estupendos restaurantes de “platos cuadrados” en Sevilla y que muchos de sus clientes leen el ABC. Flaco favor señor Burgos. Claro que para favor nada como que le inviten a uno a caña de lomo y gamba blanca de Huelva.
1 comentario:
Buen artículo, sí señor. Una pena que todas las entradas sean antiguas.
PD: Más vale tarde que nunca.
Fdo, Un viejo amigo.
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