Hoy aparece en elpais.com un reportaje sobre una exposición fotográfica en Lausana que pretende tratar el tema de los límites éticos en la utilización de imágenes. Es obvio que una foto puede ofender, molestar, avergonzar, ridiculizar, indignar, apenar, sobrecoger y muchas otras cosas, pero lo interesante es ver como a lo largo de las décadas, los estándares de corrección han ido cambiando. A veces me fascinan las cosas del pasado, especialmente periódicos y revistas, y la publicidad que aparece en ellos es un reflejo estupendo de los tiempos en los que se publicaron. Resulta curioso por ejemplo ver anunciados como la última novedad coches, televisores, ordenadores que hoy están obsoletos, y digo están porque en su momento eran el no va más. Pero quiero referirme aquí a esas imágenes publicitarias bajo las que subyace de algún modo un esquema de comportamiento social, unos valores aceptados en su día como correctos. Hay que puntualizar que siempre se puede encontrar la excepción y que la transgresión no es ni muchísimo menos un invento de nuestra época. En cualquier caso el que pueda curiosear este tipo de material podrá encontrar imágenes publicitarias que no serían hoy en día correctas en absoluto, es curioso como la apertura de la sociedad a posiciones más laicas y permisivas nos ha proporcionado por otro lado una hiperprotección de los derechos y libertades que hace que haya que tener pero que mucho cuidado con lo que se dice y se publica, tanto mediante la imagen como mediante la palabra. De tal modo que cosas que apenas hace unas décadas eran marca de progresía y libertad de expresión son miradas hoy con recelo. Y es que hay muchos demonios por ahí sueltos: la desigualdad de la mujer, la violencia de género, la pederastia, el racismo, la xenofobia, el maltrato animal, el terrorismo y muchos otros. No me extraña que Brooke Shields tratara por todos los medios de que no se mostrara su foto posando desnuda con diez añitos. Lo que molesta en la imagen no es el desnudo de una niña impúber, sino la actitud sexual, el maquillaje, bien pudiera ser parecida a las que hoy en día se intercambian los pederastas por la red. Un tipo de imagen muy utilizada hace un par de décadas o tres era la imagen de la oficina con la secretaria en pose algo más que solícita, imposibles hoy por trato discriminatorio a la mujer aunque siga siendo una realidad. Lo que no se acepta es mostrarlo, ya que implica la aceptación social de una realidad que se pretende cambiar. Y es cierto que está cambiando, pero lentamente. Estamos quizás en un momento en el que conviven (inestablemente) más perfiles morales que nunca.
3 comentarios:
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A mí la imagen que veo me gusta. ¿Quién ha dicho que los niños no son seres sexuales? Otra cosa es que su sexualidad sea transformada en una perversa pantomima de adultos. ¿Es el caso de la imagen?
Estoy de acuerdo en que los niños sí son seres sexuales. Uno no tiene más que recordar su niñez para ser consciente de ello. En cualquier caso mi reflexión está precisamente en el hecho de que con toda seguridad la foto no se hizo con propósitos inmorales, al contrario, con un ánimo estético y de reflejar la belleza de una niña que iba a hacerse mujer en pocos años. Pero probablemente hacer fotos como esa hoy día puede resultar muy comprometido.
Un saludo hombredebarro.
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