sábado, 7 de septiembre de 2013

One nation under God



Siempre he dicho, en cierta analogía con la gramática, que lo religioso es el término marcado, mientras que lo no religioso es lo no marcado. Así, la persona que se identifica como perteneciente a una religión se sanciona de algún modo como peculiar, en contraposición a la persona que vive ausente de preceptos religiosos específicos. Sin embargo no ha sido así históricamente. Por ejemplo, en la España de la dictadura franquista, vivir apartado de la iglesia marcaba hasta el punto de no ser muy aconsejable. En una sociedad religiosa, el ateo está marcado. Como yo no creo en lo sobrenatural y no sigo ninguna religión, considero que lo marcado o peculiar es creer en entidades cuya existencia carece de evidencias.
No hace tanto, en los 80, el presidente norteamericano George Bush (padre) dudaba con toda naturalidad que alguien ateo pudiera ser considerado un ciudadano americano, ya que Estados Unidos era en sus palabras “one nation under God”. El alcance de un comentario así por parte del presidente de una nación occidental moderna es importante y sorprendente. Bien es cierto que tal comentario se lo largó a un periodista al anunciar su candidatura para presidente, y no menos que sosteniendo esa manera de pensar, resultó elegido. Este under God, aparece en el juramento a la bandera estadounidense o pledge of allegiance, juramento que data de 1892 pero que carecía de esta referencia a Dios hasta que fue oficialmente incluida a comienzo de los años 50 del siglo XX. Desde luego, actualmente Obama ofrece un discurso muy distinto desde su presidencia demócrata, explicitando la igualdad social para personas de todo credo incluidos los no creyentes. Sin embargo, me da a mí que muchos en el partido republicano suscribirían en la actualidad la máxima de George H.W. Bush.
Claro que pese a que EEUU están a la cabeza en muchos aspectos educativos, científicos y tecnológicos, esto no significa en absoluto que la nación, en cuanto al conjunto de sus habitantes, lo sea. Hay datos llamativos como el porcentaje de personas que dan valor literal a la Biblia o que rechazan la validez de la Teoría de la Evolución. No deja de llamarme la atención que esto sea así, ya que EEUU ha solido ser en general una referencia de lo moderno, desde hazañas espaciales como pisar la luna a estándares tecnológicos como internet.

En la España más pacata y retrógrada la realidad religiosa tenía un solo carril asfaltado por la Iglesia católica apostólica y romana. Por el contrario, el mapa de carreteras religioso en los States es, desde su fundación, multicarril, si bien gravitando principalmente alrededor de la tradición judeocristiana. En este sentido, la libertad religiosa americana es notable, ya que cualquiera puede oficialmente fundar una iglesia de cualquier tipo.
 
En general, la tradición católica no ha estado obsesionada con la lectura del antiguo testamento, sino que se ha centrado más en la enseñanza de los evangelios, dejando el Pentateuco para lecturas en misa y los miembros de la iglesia, feligresía aparte. De hecho, la lectura personal del antiguo testamento estaba poco menos que prohibida, y no me extraña, porque no son pocas las obscenidades, actos violentos, contradicciones, etc., que aparecen. De tal modo que el estamento eclesiástico procuraba mantener a la gente alejada de interpretaciones personales. Por esto, en España los asuntos relativos a la creación han tenido una menor importancia dentro del constructo de las creencias populares y se ha potenciado por contra el culto a las imágenes y los santos. El aspecto digamos más costumbrista de la religión.
 
Por todo esto, pienso que en la historia más o menos reciente del entorno cristiano europeo no ha habido tanto campo para el enfrentamiento de lo religioso con la  ciencia, mientras que en EEUU ha sido un asunto de relevancia mediática. Y es que, si bien tengo muchas cosas que recriminarle a la iglesia católica, especialmente en cuanto al adoctrinamiento de los menores, ciertamente no es común en nuestro entorno que se produzcan encendidos debates ciencia versus religión, ya que en general se consideran asuntos separados.  El católico medio español, que en realidad está principalmente pendiente de la dimensión social de la religión, ve a un predicador que cuestiona teorías científicas aceptadas con desconfianza, mientras que en EEUU es, para un número significativo, un modelo a seguir muy respetado en su entorno social.
En cualquier caso, parece aconsejable que en general cualquier sociedad deje la religión al margen de la política en la medida de lo posible, y digo en la medida de lo posible porque si esa sociedad es mayoritariamente religiosa… con la Iglesia hemos topado.

Contribuyentes