lunes, 31 de marzo de 2008

Tiempo borgiano


En el intento de dormir, tras leer algunos artículos de prensa, apagar la luz y confiarme a Morfeo, éste no ha venido, estará ocupado cuidando de otros que le necesiten más. El que sí que ha venido a mi pensamiento insomne ha sido Borges, y como se da el caso de que tengo a mano el segundo volumen de sus Obras Completas he leído, de nuevo, tras muchos años Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Debo confesar que propuse "Uqbar" como nombre para el último grupo en el que toqué hace unos años, pero no fue aceptado, aunque a mi parecer el nombre encajaba con el género del mismo. El caso es que a colación de la última entrada en el blog (“Punto de inflexión”), existen en el imaginario planeta de Tlön, elevado a tal desde mera provincia de Uqbar, metafísicos que llegan a negar la existencia del tiempo.

“Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente.”

Y aún se refieren en el genial relato otras teorías más peregrinas de otras escuelas de Tlön que no cito. Propongo su lectura.

Como base epistemológica de la naturaleza del tiempo parece plausible, pero como base para recapacitar sobre nuestra naturaleza temporal me parece sublime. Esa indefinición del presente se podría redefinir como la única realidad que podemos aprehender y sobre la que podemos actuar, ya que si en alguna ocasión llega a ser recuerdo presente no es en cualquier caso algo sobre lo que podamos actuar. La idea, no por obvia deja de ser potente.

domingo, 30 de marzo de 2008

Punto de inflexión

A veces los esquemas vitales de una persona se rompen y toca replantearse las cosas. El renacer solo ocurre cuando no se vuelve la vista atrás más de lo necesario y empiezas a trabajar con los materiales vitales que te queden. Hay que aprender a distinguir entre ese saco de mierda que arrastras en un momento dado y ese bagaje que te queda de una manera más o menos volitiva. Hay que aprender a quitarle peso al petate y así dejar hueco para más objetos que sean lo suficientemente preciados como para meterlos, claro que siempre se van a colar cosas inservibles y entonces hay que aprender a desaprender los vicios que incorporas inútilmente.
Quizás sea un ejercicio desmesurado de autoindulgencia o de soberbia pretender que tu petate es infinitamente elástico, porque en el camino te puede lastrar tanto que no te deje proseguir. Y es que no tenemos más remedio que proseguir puesto que es parte de nuestra naturaleza y la aceptación y el entendimiento de nuestra condición temporal me resultan básicos para no caer en el pozo de la depresión y la infelicidad.

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