domingo, 30 de marzo de 2008

Punto de inflexión

A veces los esquemas vitales de una persona se rompen y toca replantearse las cosas. El renacer solo ocurre cuando no se vuelve la vista atrás más de lo necesario y empiezas a trabajar con los materiales vitales que te queden. Hay que aprender a distinguir entre ese saco de mierda que arrastras en un momento dado y ese bagaje que te queda de una manera más o menos volitiva. Hay que aprender a quitarle peso al petate y así dejar hueco para más objetos que sean lo suficientemente preciados como para meterlos, claro que siempre se van a colar cosas inservibles y entonces hay que aprender a desaprender los vicios que incorporas inútilmente.
Quizás sea un ejercicio desmesurado de autoindulgencia o de soberbia pretender que tu petate es infinitamente elástico, porque en el camino te puede lastrar tanto que no te deje proseguir. Y es que no tenemos más remedio que proseguir puesto que es parte de nuestra naturaleza y la aceptación y el entendimiento de nuestra condición temporal me resultan básicos para no caer en el pozo de la depresión y la infelicidad.

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